Rasgos Más Atractivos para las Mujeres – Cuando hablamos de atracción, a menudo caemos en la simplificación de que todo se reduce a la apariencia física.
Rasgos Más Atractivos para las Mujeres
Sin embargo, lo que se considera atractivo es mucho más complicado y diverso de lo que podríamos pensar, sobre todo desde el punto de vista de las mujeres.
En un estudio realizado con un grupo de mujeres jóvenes, se encontró que sus respuestas a la importancia de la apariencia física eran variadas, aunque la tendencia general apuntaba a que buscar exclusivamente un cuerpo perfectamente esculpido puede considerarse superficial. Muchas señalaron que esta obsesión por la imagen no augura bien para una relación a largo plazo.
Pero seamos sinceros, hay una brecha entre lo que se dice y lo que secretamente se desea. La presencia de un investigador y la preocupación por dar una respuesta socialmente aceptable pueden sesgar las opiniones. No obstante, lo que parece resonar con la mayoría es la apreciación por un hombre que muestra autocuidado. Un hombre que se cuida a sí mismo da la impresión de que puede cuidar a su pareja y a su futura descendencia. Así que no se trata de ser perfecto, sino de mostrar que uno no cae en el desdén por su propio bienestar.
Los hombres obsesionados con su aspecto físico pueden transmitir una preocupación excesiva por sí mismos, lo cual puede ser contraproducente para establecer una conexión sentimental duradera. Esto no significa que el esfuerzo por mantenerse en forma pase desapercibido, especialmente si la mujer en cuestión también valora el entrenamiento y la salud física.
¿Qué hace realmente atractivo a un hombre? La ciencia y las preferencias en juego
Moviéndonos más allá del gimnasio, la altura también parece jugar un papel en la atracción, con una preferencia general por hombres que son al menos 10 centímetros más altos. Sin embargo, datos sugieren que la estatura no es determinante y se puede compensar de otras maneras. La cara también entran en juego, donde la simetría facial es valorada, ya que se asocia con genes más saludables y una mejor respuesta inmunitaria.
Entrando en el territorio de la forma corporal, se ha observado una preferencia hacia hombres con cuerpos que dibujan una forma en “V”, es decir, con hombros anchos y cintura no prominente. Esto contrasta con la preocupación que muchos hombres puedan tener al pensar que se necesita una estructura corporal imponente para atraer.
Sorprendentemente, estudios indican que las mujeres no se fijan tanto en el cuerpo del hombre en comparación con la atención que los hombres prestan al cuerpo femenino. Participaciones en investigaciones sobre el vello corporal y facial también aportan información interesante, revelando que las preferencias varían en función del país y la cultura. Por ejemplo, se ha encontrado que mientras algunas mujeres británicas pueden preferir hombres con cierto vello corporal, muchas mexicanas y más jóvenes tienden a optar por hombres con menos pelo. En cuanto a la barba, un estudio australiano situó a las barbas recortadas en lo más alto del podio de la atracción.
Además de la estética, existen estudios que señalan que las mujeres se sienten menos atraídas por hombres que aparentan estar estresados, sufren de privación de sueño o muestran signos de un sistema inmunitario comprometido. Las ojeras, por ejemplo, pueden interpretarse como un indicativo de niveles altos de hormonas de estrés.
En resumen, más allá de rasgos físicos específicos, lo crucial es cómo nos mantenemos, hablamos, nos movemos y presentamos en general, aspectos sobre los cuales todos tenemos cierta capacidad de mejora. Se trata de un abanico de elementos que, en su conjunto, conforman la atracción, y que no están exclusivamente fijados por la naturaleza, sino por la actitud y el cuidado personal.
Vale la pena mencionar que este fascinante tema tiene mucho más que ofrecer y si la comunidad lo demanda, con gusto se puede explorar en una segunda parte. Por ahora, y mientras se decide si ese contenido adicional es deseado, la clave parece estar en no solamente preocuparnos por cómo nos vemos, sino también en cómo nos llevamos con nosotros mismos y con los demás. La atracción es compleja y aunque los gustos pueden variar ampliamente, el autocuidado es universalmente atractivo.